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Guía de riego para el Huerto

De todos los condicionantes que intervienen en el buen desarrollo de nuestras plantas dentro del huerto urbano, el riego es uno de los más importantes. A continuación te ofrecemos una pequeña guía de riego para tengas en cuenta algunas pautas generales.


El riego es una de esas cosas que dependen de nosotros por completo, y de hecho, es tan importante que muchas veces, la vida de la planta depende en gran medida del mimo que pongamos en ello. A primera vista puede parecer cosa fácil, pero es que la cantidad y la frecuencia del riego es un asunto de vital trascendencia para la salud de nuestro huerto y no siempre resulta tan sencillo.


Tanto el exceso como el defecto humedad puede alterar el correcto desarrollo de las plantas y la proporción adecuada de principios activos y compuestos aromáticos, sobre todo de aquellas que cultivamos con fines terapéuticos.



Goteo



Para qué necesitan las plantas el agua



  • Realiza funciones metabólicas

  • Es imprescindible en la fotosíntesis

  • Transporta los nutrientes

  • Interviene en procesos bioquímicos

  • Realiza una protección interna de la temperatura de la planta

  • Es imprescindible en la transpiración


Riego según el tipo de planta


Conocer las necesidades específicas de riego de cada planta nos ahorrará problemas y nos ayudará a proporcionarle lo que necesita, pero de forma general, estas son algunas pautas en función del tipo de planta:


  • Plantas de hoja grande: Las plantas que tienen hojas grandes requieren riego frecuente y abundante, entre ellas coliflor, lechuga, acelga, espinaca, etc.

  • Plantas de fruto carnoso: Las plantas con frutos carnosos como el tomate o el calabacín necesitan un riego diferente en cada etapa del desarrollo: riego moderado durante la floración y abundante tras la recolección.

  • Plantas de hoja estrecha: Las plantas de hoja estrecha necesitan, como norma general, menor riego, como por ejemplo, ajos, cebollas o algunas plantas medicinales.

  • Hortalizas: La mayor parte de hortalizas necesitan, como norma general, un riego regular y moderado.


Riego según el tipo de suelo



El clima y las condiciones medioambientales afectan al desarrollo de las plantas y también al grado de humedad del suelo, pero como norma general:


  • La tierra arcillosa retiene muy bien la humedad. De hecho debemos tener cuidado con las cantidades ya que tiende al encharcamiento.

  • La tierra arenosa retiene poco la humedad, con lo que hay que regar con mayor frecuencia.

  • El uso de abonos y material orgánico retiene los niveles óptimos de humedad, por lo que conviene añadirlo tanto en tierras arenosas como arcillosas.

  • El riego en macetas tiene mayor riesgo que en la tierra o jardín, ya que tanto el exceso como el defecto de agua tiende a acentuar sus efectos cuando el espacio es reducido.



Pautas generales de riego



Cada planta tiene unas necesidades específicas de riego, y son muchos los factores que inciden en su desarrollo y la humedad de la que disponen, pero como norma general:


  • Primavera: En primavera es preferible una cantidad moderada con cierta frecuencia y a última hora de la tarde.

  • Verano: En verano lo mejor es regar con mayor frecuencia y abundancia y a última hora de la tarde.

  • Otoño: El otoño requiere menor cantidad y frecuencia moderada, y a ser posible a media mañana.

  • Invierno: En invierno hay que reducir tanto la frecuencia como la cantidad y regar a media mañana.


Los higrómetros


A simple vista y sobre todo cuando plantamos en macetas, puede parecer que la tierra está húmeda cuando, en realidad, está completamente seca en las partes más profundas. Los higrómetros son medidores de humedad en la tierra que nos pueden orientar sobre el estado del sustrato y orientar a la hora de calcular la cantidad y la periodicidad con que debemos regar las plantas. Al utilizar estos aparatos, conviene variar la profundidad de la varilla para asegurarnos del estado de las distintas capas de la tierra.



Sistemas de riego más comunes



  • Manguera


Es el sistema más popular, sobre todo cuando tenemos un pequeño huerto urbano en la terraza o balcón de nuestra casa. Es un método que permite un control total de la cantidad de agua que utilizamos, pero también supone un inconveniente, ya que los despistes pueden hacer que nos excedamos o no lleguemos, o incluso que olvidemos regar.


  • Goteo


Es un sistema muy eficiente puesto que podemos automatizar la cantidad y frecuencia del riego dependiendo de la estación del año y las etapas de desarrollo de la planta. Instalarlo es bastante sencillo y es uno de los sistemas más ecológicos y ahorrativos. El único inconveniente que presentan es que a veces, el exceso de calpuede atascar los puntos de salida del agua.


  • Aspersores o difusores


Los aspersores también son sencillos de instalar y nos permiten ajustar la cantidad y periodicidad del riego, proporcionando un riego muy uniforme. Sin embargo, gastan más agua que el sistema por goteo y el hecho de humedecer todas las partes de la planta provoca a veces la aparición de hongos o bacterias. También debemos tener en cuenta antes de instalar este sistema que el viento puede modificar la dirección y cantidad del riego sobre determinadas zonas.



Recuerda que cada planta tiene sus necesidades específicas y que el riego es uno de los condicionantes más importantes para mantener la salud de la planta y una recolección abundante. No debemos descuidarlo ni darle menor importancia de la que tiene, por eso es esencial elegir el método de riego que más nos interese por las razones que sean y mantener una cuidada vigilancia para asegurarnos de que la cantidad y frecuencia con la que regamos nuestro huerto es la más adecuada.


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